Un podador podaba la parra y otro podador que por allí pasaba le preguntó: Podador que podas la parra. ¿Qué parra podas?
¿Podas mi parra o tu parra podas?
Ni podo tu parra, ni mi parra podo, que podo la parra que podo.


jueves, 15 de septiembre de 2011

Para presumir hay que sufrir I

A lo largo de toda la historia siempre se han hecho modificaciones al cuerpo para parecer más atractivo al sexo contrario, teñirse el pelo y cortárselo, maquillarse el rostro y cuerpo y más recientemente se han popularizado los pendientes y piercings (me niego a llamarlo pirsins) y los tatuajes decorativos. Y, aunque últimamente se ha trasladado a ambos sexos el culto al cuerpo y sus modificaciones, de manera general en la antigüedad han servido para someter a mujeres y amoldarlas a lo que la sociedad patriarcal machista quería y esperaba de ellas, siendo la mayoría de ellas dolorosas.

Si bien es cierto que los piercings, los tatuajes y escarificaciones eran tradicionalmente usadas por hombres y son dolorosas, el dolor que las produce es momentáneo, sólo dura en el momento de la punción y raras veces provocan efectos secundarios, si se hacen en condiciones.
Sin embargo, para las mujeres, estas modificaciones solían ser una muestra de estatus, normalmente para el marido, y eran dolorosas en extremo, dificultando en su mayor parte la vida normal de la mujer.

ATENCIÓN FOTOS QUE PUEDEN HERIR LA SENSIBILIDAD
El primer ejemplo de esto son los conocidos como pies de lirio o "lily feet" (a veces también llamados pies de loto). Esta práctica china consistía en vendar los pies de las niñas y reducírselos hasta que tuvieran, de adultas, una longitud ideal de 7,5 cm. El proceso para conseguir estos pies de lirio comenzaba cuando las niñas tenían unos 3 ó 4 años. Se les sumergía los pies en una infusión de hierbas y se masajeaban, se les cortaban las uñas muy cortas y seguidamente se rompían los 4 dedos pequeños de ambos pies. rápidamente se vendaban los pies con unas tiras remojadas en la misma infusión de hierbas y se apretaban fuertemente para arquear el puente lo máximo posible. Las vendas al secarse apretaban más fuertemente el pie inmovilizándolo, entonces la madre y la mujer encargada de romperle los dedos hacían caminar a la niña sobre sus dedos rotos para que el vendado asentase como se suponía que debía de hacerlo.
Este proceso se repetía cada 2 ó 3 días limpiando antes todos los resquicios que quedaban para retirar posibles bacterias que proliferasen y provocaran una infección, cosa que sucedía muy a menudo.
Poco a poco los vendajes eran cada vez más ajustados haciendo que se rompiera el arco del pie. Y sobre los 15 años ya habían alcanzado la longitud deseada. Durante todo ese tiempo los dedos y arco eran repetidamente rotos para amoldar la forma del pie.
Los principales problemas que producía esta práctica eran la imposibilidad de andar en la mayoría de casos, con la excepción de los casos de las chicas de clase baja que podían andar y trabajar, ya que aunque tenían los pies vendados, no se les reducía tanto. Necesitaban ayuda para moverse y hacer todo, con lo que tenían que tener una o varias sirvientas pendientes de ella todo el día y así tenían a las mujeres controladas en casa sin salir y sin la posibilidad de cometer adulterio.
Otra complicación habitual eran las infecciones que se producían al clavárseles las uñas en la carne o las bacterias que crecían en los pliegues que quedaban. Los pies resultaban malolientes y la escasa estabilidad que tenían las mujeres mayores hacía que sufrieran muchas caídas, rompiéndose la cadera y algunos huesos de manera habitual.
El vendaje de pies se practicó en China de manera documentada desde el siglo X hasta el XX en el que se prohibió definitivamente, después de muchos intentos infructuosos por parte de emperadores y organizaciones, por el Partido Comunista.
¿Y por qué, os preguntaréis, se vendaba a las mujeres los pies? Pues la "leyenda" dice que todo empezó porque antes del siglo X un príncipe estaba totalmente extasiado con los "pequeños pies" de su concubina favorita y los demás hombres y mujeres de la corte empezaron a imitarlos a ambos.
El vendaje de los pies era muestra de un alto estatus, ya que el tener una esposa con los pies vendados, además de demostrar que iba a la "moda" implicaba un gasto ejercido por la familia de ella para prepararle los pies y por la familia del marido que tendría que proporcionar sirvientas que la colmaran de atenciones y la vigilaran 24h al día, vamos, lo que es el súmun de la mujer florero. Incluso hay fuentes (escritas por hombres, evidentemente) que dicen que "Un pie pequeño es mucho mejor para compartir la vida. Un pie grande tiende a correr fácilmente y se mete en problemas, y ,además, una mujer con pies grandes, a veces, pega patadas." Este tipo de cosas son las que uno de las mayores civilizaciones pensaban...

4 Emparanoiados:

Estelwen Ancálimë dijo...

¡Dios santo, qué horror! No me parece muy diferente a lo que hacen en África actualmente de cortarles los genitales a las niñas, o ponerles un montón de collares en el cuello hasta que se les descoyuntan las vértebras y tienen un cuello "de jirafa", pero esto sin duda creo que debía ser lo más molesto y horroroso de todo. Qué vergüenza que las personas permitiesen que se torturase así a las chicas durante toda su vida.

Arwen Undómiel dijo...

Exacto, ¿has visto el I del título, verdad? Pues imagínate lo que viene después...

Alberto Zeal dijo...

Sinceramente, no entiendo cómo podían los chinos encontrar a una mujer atractiva con unos pies tan antinaturales. Es aberrante, aunque claro, como bien has expuesto, así las podían controlar mejor, ya que no podían moverse las pobres. Menos mal que Mao acabó con esa costumbre (mira, algo bueno que hizo, para variar).

Elessar dijo...

No se que ha sido peor, si las imágenes o esto:

Exacto, ¿has visto el I del título, verdad? Pues imagínate lo que viene después...

Diox...